Pocos imaginan las posibilidades que ofrece la provincia de Málaga, al margen de la tradicional oferta de sol y playa.
Málaga está marcada por una estrecha franja litoral constreñida por estribaciones montañosas y sierras que alcanzan, en ocasiones los dos mil metros de altura, siendo estas el preludio del magnífico macizo de Sierra Nevada.
Grazalema y el Valle del Genal suponen los límites occidentales de la provincia de Cádiz. La Serranía de Ronda, continuación natural de los pinsapares gaditanos, se transforma poco a poco en un reino de piedra que se extiende hasta la Concha, que cobija la ciudad de Marbella. Hacia en interior, antes de llegar a la llanura de Antequera, donde los flamencos descansan en la Laguna de Fuente de Piedra, antesala de Sevilla y Córdoba una última estribación asombra al viajero: Los Gaitanes con sus escarpadas y vertiginosas paredes son el refugio de escaladores venidos de todo el mundo. Hacia el este, la formación se suaviza para convertirse en un milagro de roca conocido por El Torcal. Hacia oriente, la Axarquía dibuja una tierra agreste dominada por la Sierra Tejeda-Almijara, la misma que desciende hasta el mar en inusitados cañones conformando Nerja y Maro, acantilados con hermosas playas donde los buceadores todavía pueden admirar las últimas praderas de posidonia.

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